Sunday, March 23, 2008

Never Enough

3 hours and a half =
  • The extended edition of any of the Lords of the Rings movies
  • 10 Simpson episodes
  • Two football games
  • Bogota - Girardot with heavy traffic
  • Half a day's work in France
  • Direct flight Paris- Cairo
or the length of The Cure's concert:



Tuesday, March 18, 2008

Pongalo en la cassetera

La semana pasada, durante el maratonico concierto de The Cure, me fue inevitable pensar en la época de Disintegration y Wish. No solo porque en esos años todo rockero que se respetara (y que ahora es yuppie) tenia alguna camiseta de The Cure. No, yo, que nunca fui fan enfermo de Robert Smith, no tenia los 27 CDs que esta secta poseia, desde el disco por año que el grupo lanzaba hasta los conciertos piratas, bootlegs y rarezas.

Nunca compré ningun disco de ellos, solo me conforme con grabar tres o cuatro de sus albumes (cortesia de Maximus). Y es por esto que para mi pensar en The Cure es equivalente a pensar en un cassette, a rememorar como mi grabadora de doble cassetera se encargaba de copiar "de cassette a cassette" en lo que esos mismos yuppies llaman ahora tiempo real.



No hay que equivocarse, el iPod es de lo mejor que le ha pasado a Calimenio. Tener toda la musica de uno en el bolsillo, con caratulas y letras, es casi tan apoteosico como ir a un Mundial o comerse una bandeja paisa cuando esta nevando.

Sin embargo, el buscar un torrent o ripear el CD del partner de cubiculo no se compara al ritual de grabar un cassette en el viejo BASF o TDK, desde el momento en que uno espichaba play y rec play al tiempo, hasta cuando uno terminaba de marcar las canciones en esas lineas de la caratula que en realidad era puntos diminutos muy pegados el uno del otro. Y si lo que se queria era que el cassette pareceria original, pues hasta se fotocopiaba la caratula o, en su defecto, se trataba de dibujar la caratula con los mismos colores.

Todo ahora es muy facil. Ya no hay que pensar en los diez segundos ingrabables del principio o el final del cassette, que dejo a mas de uno sin el Hold On Tight de Dangerous o le mochaba a uno la cancion numero 13. Y ni que decir del eterno problema: cabe en uno de 60? O toca comprar uno de 90? En esto, The Cure si era un experto en joderlo a uno. Mientras que en un cassette de 90 cabia un disco de R.E.M. por cada lado, a Robert Smith y compañia les da por hacer discos de 64 minutos. Seguro era su metodo socarron de evitar la pirateria, cual Metallica vs. Naspter. Todavia me acuerdo cuanto me saco la piedra Kiss Me, Kiss Me, Kiss Me mientras que Achtung Baby en uno de 60 quedaba pa pintura.

Ya despues la vaina se empezo a sofisticar con los cassettes de cinta metalica. En la época en que la palabra "quemar" no tenia nada que ver con musica (salvo para Beavis), el cassette metalico era lo mas cercano que el pirata tenia del CD. Para ser sinceros, si sonaba mejor; Close to Me del Mixed Up de The Cure le copetia al CeDé. Lo malo era que ese berraco cassette se enredaba muy facilmente en el iPod amarillo:



No era entonces raro encontrar rollos de cinta tirados en los charcos, ahi pegadito al anden. Claro no solo de cinta metalica, cualquier cassette se enredaba en el radio del bus, cuando uno introducia a todos los de kinder al mundo de Dr. Feelgood y del Unskinny Bop.

La version mas prostituida del cassette era el popular mixed tape con canciones del Top 20 de la "superestacion". Uno pariendo piñas, con los botones rec y play espichadas y el dedo preparado para soltar el pause cuando el capi cerrara la jeta, para que cuando empazara a grabar los vergajos de la emisora le metieran el trademark en mitad de cancion con su susurro de "oooccchhheeenta y ooochoo puunto nuuuuueeeveee", que a fuerza de oir la cancion grabada mil veces despues, uno lo incorpora como parte del "tema".

Era una epoca en que se era mas recursivo, eso si, en que todo no era tan hermetico. Si la pila se la acaba al iPod, uno se jodio. Si uno ve que le queda poca pila al Walkman, pues para retrodocer o adelantar uno engrapaba ese cassette en el kilometrico de turno y pongalo a girar. Y si se acaban las pilas, pues a la nevera. Y cuando realmente se acababan, las pilas tenian nombre propio: Victor Aristizabal en el Campin.

Saturday, March 08, 2008

Ni es lo mismo, ni es igual

Hernan Camargo sigue siendo el mismo sabroso, un tipo excelente, ala.